Para conocer el nacimineto de las peluquerías nos remontamos a la Prehistoria, el cabello fue una fuente inagotable de mitos y leyendas, donde era visto como un potente elemento mágico con el que se hacían ceremonias y ritos, ya que se consideraba que el alma de cada persona se encontraba en su cabello (de hecho muchas personas seguimos pensando así) .
Esta importancia mágico-religiosa del cabello favoreció el cuidado del mimo, sin embargo, a parte de las cuestiones prácticas o ceremoniales, aún no se consideraba un elemento estético. Nacieron los primeros tintes vegetales, como coloración del cabello, pero los motivos eran para celebrar rituales.
Fue en Egipto dónde nació el concepto de estética, siendo los primeros en otorgar al cabello la importancia de elemento fundamental de la belleza. Lucían melenas lisas y negras con diademas decoradas.
A nivel de religión, o mejor dicho religiones, la estética del cabello era utilizada, por los sacerdotes, para determinar las castas y diferenciar los oficiantes de culto a uno u otro dios; dónde unos se rapaban completamente el cabello y otros lucían unas cuidadas melenas largas.
Los egipcios fueron los primeros en usar pelucas y tintes, descubriendo la utilidad de la Henna, para obtener tonos rojizos y caobas y resolver problemas capilares como la caída del cabello, mediante la utilización de otras plantas naturales.
La belleza fue uno de los pilares de culto en la cultura de LOS GRIEGOS. Surgen los peinados muy elaborados, con mucho detalle y el movimiento del cabello a través de los rizos y las ondas, con peinados extremadamente elaborados y llenos de detalles.
Nacen los primeros Salones de belleza, se empiezan a peinar y arreglar cabezas de los nobles. Alejandro Magno aporta, de sus conquistas en Oriente, recetas para teñir y dar forma al cabello y las primeras fórmulas cosméticas.
Seguíamos nuestros propios criterios. Nos llegaron influencias de Grecia y lo mezclamos con lo autóctono, así podíamos encontrar cabello trenzado y enroscado al que añadíamos mantillas y peinetas, que aún hoy las vemos en determinadas festividades, y los de los griegos tomamos las cintas, redecillas y diademas.
Roma, además de fijarse en la cultura griega, también lo hizo en los pueblos del Norte, sometidos por Julio César, en sus bellos cabellos rubios, creando un impacto en las mujeres romanas. Se empezaron a probar fórmulas para aclarar el cabello, entre las más populares está el compuesto de: sebo de cabra, ceniza de haya y flor de manzanilla, aunque era malísimo para la salud de las ya castigadas melenas.
Debido a este problema, y por su practicidad, se hicieron populares las pelucas hechas con el cabello de las prisioneras nórdicas.
Los Salones de peluquerías eran ya un gran negocio, pero en lugar de tener un concepto global, se diferenciaban por especialidades (salones para: teñir, o peinados, o pelucas…).
No fue hasta cientos de años más tarde que se consideraron los Salones bajo un único concepto: tratamiento del cabello, unificando todos los servicios en un mismo lugar.
Nació el concepto social y tanto Peluquerías como Barberías, existentes también en época helenística, se convirtieron en centros de encuentro y charla mientras auténticos profesionales se encargaban de arreglar cabellos y barbas.
En próximos artículos seguiremos avanzando y desvelando más curiosidades relacionadas con la estética del cabello.